Hay días en que da igual que todo lo hagas «igual», y no hay quien te convenza de lo contrario. Porque son los mismos huevos, la temperatura del horno es la de siempre, no has abierto la puerta antes de tiempo, las cantidades las tienes apuntadas y has seguido la receta al pie de la letra, has puesto todo el cariño en la elaboración y no ha mediado la catástrofe del poyo...
Pero no, de nada ha servido: Ese bizcocho tan esponjoso, que lucía orgulloso y del que ya te pavoneabas pensando en futuros halagos se ha desinflado. ¡Ay, qué fastidio! Por la ilusión que habías puesto, porque ya lo veías en el plato de postre con un chorreoncito de sirope y su azúcar glass, por el tiempo invertido ¡y todos esos ingredientes desperdiciados! Ah, pero si la cocina y los cocinillas saben de algo es de reciclar. Y aquí aparece el pudin de nuevo:
Calenté medio litro de leche con piel de limón y canela. Una vez retirada del fuego, desmigué gran parte del bizcocho fallido —era de pera y pasas, ¡uhmm!— y lo agregué al cazo, bastante cantidad, hasta casi parecer unas gachas espesitas. Olía bien.
Le di su tiempo para que la miga absorbiera bien la leche y la mezcla se templara. Un ratito después, añadí poquito a poco un par de huevos batidos con azúcar, ligando con suavidad. Cogí un molde y vertí caramelo líquido en la base, seguido de nuestra aromática y no muy visualmente atractiva «gachuleta».
Este mismo molde lo introduje en un recipiente profundo con agua, para hacer el pudin al baño María, y lo metí en el horno precalentado a unos 180º.
El pudin inesperado quedó perfecto en cuanto «dejó de bailar» y el palito salió seco (tardó unos 45 min darme el gusto ;-)
El pudin inesperado quedó perfecto en cuanto «dejó de bailar» y el palito salió seco (tardó unos 45 min darme el gusto ;-)
Délicieux!
PS1: El huevo es el que espesa. Tres o cuatro huevos le darán una consistencia más firme.
PS2: Cosillas a tener en cuenta para evitar que nuestro bizcocho se baje:
- Vigilar la fecha de caducidad de la harina y la levadura.
- No dejar pasar mucho tiempo desde que preparamos la masa hasta que la metemos en el horno.
- Una temperatura excesiva puede hacer que el bizcocho se dore muy rápido y tenga la apariencia de estar hecho; sin embargo el interior queda poco cocido, y en cuanto pierde temperatura el horno, se desinfla.
- Precalentar el horno antes y, por supuesto, no abrir la puerta del horno durante, no al menos antes de 20 min.